UA y MACA convocan un homenaje a Eusebio Sempere y Arcadi Blasco en Alicante

Emilio Soler  | REA nº 20 | Publicado en Junio de 2015

Arcadi Blasco: octubre de 2005. Exposición en el Museo Salvador Victoria de Rubielos de Mora: “Homenajes” y “Arquitecturas para defenderse del miedo”. Rubielos de Mora, en la vertiente de las sierras de Gúdar y el Maestrazgo. Poco más de 700 habitantes. Donde los carlistas de Cabrera efectuaron una matanza de rubieleños y que tras la guerra civil los maquis volaron un tren. Conjunto histórico-artístico y Premio Europa Nostra (1983).

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Mi padre y la guerra civil en Puerto Escandón: el general Rojo, republicano, claro. Mi padre me contaba que en la iglesia de Santa María la Mayor del pueblo, tenían reuniones los mandos del ejército republicano en las que él, como teniente radiotelegrafista, a veces asistía. En 1947 el maquis de la Agrupación Guerrillera de Levante tomó el pueblo durante unas pocas horas, aunque mi padre ya no estaba allí y bien que le hubiera gustado.

Salvador Victoria, nacido en Rubielos y cuya pintura definió Simón Marchán como tan abstracta como lírica, un vanguardista solitario como Arcadi Blasco. Conoció a Eusebio y a Arcadi en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, donde coincidieron. Una persona que también facilitó esa amistad fue Abel Martín, serígrafo y amigo íntimo de Eusebio Sempere, era también turolense (Mosqueruela) y conoció a Sempere en París cuando ambos trabajaban en el taller de Arcay. Abel se definiría siempre como un trabajador de la serigrafía, nunca como un artista: “Sé mi oficio. Detrás no hay nada. Si alguien lo dice, no es verdad”. Hacia 1960 Abel y Eusebio vuelven a España e introducirían la serigrafía en nuestro país.

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Arcadi junto al busto realizado por Joan Castejón.

Marie Claire Decay Cartier, esposa de Salvador Victoria, quiso plasmar los deseos de su esposo para que Rubielos guardara una parte importante de la obra de Salvador Victoria, junto a las setenta obras que también donó Marie Claire al Museo Pablo Serrano de Zaragoza, escultor maño del que Salvador era tan amigo y ambos, también, turolenses.

El Antiguo Hospital de Gracia de Rubielos, edificio de mediados del XVIII sobre uno anterior del XIV, restaurado y reconvertido en Museos Salvador Victoria, con la obra del artista y la de sus amigos.

En la segunda planta del Museo: José Vento, Antonio Saura, Juan Genovés, Manuel Millares, Rafael Canogar, Martín Chirino, Luis Feito, Manuel Rivera, José Luis Sánchez, Amadeo Gabino, Elena Colmeiro, Gerardo Rueda, José Caballero, Manuel Hernández Mompó, Francisco Farreras y, claro está, Eusebio Sempere y Arcadi Blasco.

Como decía antes, en octubre de 2005, con bastante frío en Rubielos de Mora, presentación a mi cargo sobre Arcadi Blasco. Como no entiendo nada de arte, basé mi ingtervención en anécdotas graciosas que me había contado Arcadi a lo largo de los años que nos conocimos y que la mayoría de los asistentes desconocían por completo: cuando ganó la plaza de organista en el seminario oriolano de San Miguel o cuando sus padres le impidieron viajar de grumete a la Argentina. Cuando a los 19 años se ganaba el condumio diario vendiendo apuntes en el Rastro madrileño de las obras maestras del Prado, del que era copista. Cuando jugó de quaterback en el equipo universitario de rugby o cuando se proclamó subcampeón de esgrima, sable y florete, de Castilla y el mismísimo Franco le entregó el título con Arcadi espada en mano: una gran ocasión perdida de cambiar la historia.

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Sobre la decoración que él y Hernández Mompó montaron en aquella pizzería del Trastevere, “Alfredo, il re de la pizza”, y que les permitió comer pizza todos los días a cambio de. Cuando bailó con Lucía Bosé mientras la actriz estaba embarazada de Miguel, el futuro cantante. O cuando fue detenido por repartir propaganda anti franquista al volante de su ranchera 1500 y el tristemente famoso inspector Conesa, con algún que otro sopapo de por medio, le interrogó preguntándole: “¿Cómo usted, una persona tan conocida en su profesión, que ha trabajado con arquitectos como Fisac, se mete en estos líos?. Cuando Katherine Hepburn le compró dos obras en una sala madrileña. Cuando un grupo de artistas e intelectuales se encerraron en el Museo del Prado porque Eusebio Sempere les notificó la detención de José María Moreno Galván y la policía les quería desalojar porque podían dañar las obras de arte teniendo que intervenir el responsable del Museo para decirle al inspector que con ellos dentro no peligraban precisamente las obras de arte. Sus encuentros con Ava Gardner que a mí me gustaban exagerar hasta hacerlo enrojecer.

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O cuando tuvo que arremangarse y comenzar a destruir documentos en su agrupación comunista la tarde-noche bien triste del 23 de febrero de 1981, un partido, el PCE, al que Arcadi se había acercado en sus años italianos y que confirmaría años después con la entrega del carné nº 042597, que le entregó el propio Santiago Carrillo. O cuando, ya en plena democracia, no tuvo inconveniente en ofrecerse voluntario para enseñar a dibujar a Juan Carlos I. O, para no alargarnos más, cuando recogió en 2005 el Premio a las Bellas Artes de la Comunidad Valenciana y en valenciano de Mutxamel le espetó al presidente de la Generalitat Francisco Camps: “Me habéis concedido el galardón por disidente y no por buen o mejor artista plástico. Y quiero que sepan todos ustedes que estoy encantado de ser un disidente. Y que lo seguiré siendo”.

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En esa visita a Rubielos, y a petición de Marie Claire, Arcadi donó al Museo Salvador Victoria una maravillosa escultura de suelo. La viuda se lo agradeció y le dijo, delante de mí, que escogiera otra de Salvador, la que quisiera. Arcadio, por lo que sé, y se lo recordé varias veces, nunca lo hizo… Él era así.

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