Espeleología

Espeleología submarina: la Cala del Moraig

ANA SOLER  |  REA nº 8 | Publicado en Mayo de 2014

La cueva del Moraig, cerca del alicantino pueblo de Benitatxell, se abre al mar escondida entre los escarpados acantilados esculpidos por el viento y las olas. Una estrecha boca rocosa sirve de entrada para el agua salada, que se funde con un río subterráneo de desconocida procedencia.

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La cala del Moraig (Benitatxell, Alicante) combina su gran interés geológico con un paisaje litoral de gran belleza. Además de la cueva del Moraig, por donde discurre el Riu Blanc que ha sido considerado la principal descarga del acuífero de Benissa hacia el mar, se encuentran afloramientos extraordinarios de la falla del Moraig. La actividad de esta falla durante el Mioceno es responsable de los imponentes acantilados entre la Punta de Moraira y la cala de la Granadella.

La cueva del Moraig, cuya entrada se encuentra en la cala del mismo nombre, es conocida internacionalmente por la comunidad de espeleobuceadores. Se ubica en la comarca de la Marina Alta (provincia de Alicante), en la costa acantilada del término municipal de Benitatxell, entre las poblaciones de Moraira y Jávea. La cueva tiene una longitud superior a 1000 m y una profundidad máxima, explorada hasta el momento, de 62 m, que se alcanza a una distancia de 960 m de la boca de la cavidad. Por ella discurre el Riu Blanc, la principal descarga del acuífero de Benissa hacia el mar.

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El lecho marino previo a la intrincada red de galerías subacuáticas ofrece una gran variedad de algas, pólipos, estrellas y crustáceos, además de bancos de peces que se mueven incesantemente al son de las fuertes corrientes que circulan frente a la costa. Adentrarse a la cueva del Moraig no es difícil en sus primeros tramos. Se dice que los fenicios ya sabían de su existencia, aunque nadie ha conseguido desentrañar todos sus misterios. A medida que se avanza por los túneles naturales, la luz del exterior se cuela entre orificios verticales que llenan las estancias de luces y sombras.

El gran atractivo espeleológico del Moraig sirve de reclamo para los buceadores más experimentados, que son los únicos que pueden adentrarse hasta las profundidades horadadas en la roca alicantina. Sin embargo, a pesar de la cautela, son muchas las vidas sesgadas por estas galerías. El mar ofrece maravillas en estas cuevas, pero también es capaz de ser un letal verdugo.

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A pesar de no conocerse con certeza el origen exacto del río que circula bajo Benitatxell, se sabe que existen dos kilómetros de pasadizos buceables y, a sabiendas de los peligros que entraña la cueva del Moraig, no deja de ser una impresionante puerta a otros mundos submarinos.

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